Una cartera de inversión es aquella combinación
de activos financieros en los que están depositados una cesta de activos
financieros con la idea de generar una plusvalía. También se conoce como
portafolio.
De manera más extendida, llamamos cartera inversión o cartera de valores a aquel conjunto de activos en los que tenemos invertido dinero de manera diversificada, es decir, es la cesta de activos en los que estamos invertidos.
Estos activos pueden ser de naturaleza fija, si lo invertimos en renta fija o renta variable, si decidimos invertir en activos de naturaleza variable, que son la gran mayoría de activos financieros (bolsa, fondos de inversión, etc). Naturalmente existen carteras mixtas de inversión, que se componen de los dos tipos anteriores.
Por el contrario de lo que se cree, una cartera no está compuesta únicamente de acciones que coticen en bolsa, sino de todo tipo de activos, desde fondos de inversión, índices bursátiles o divisas y materias primas.
Composición de una cartera de inversión
La composición de una cartera se deriva en función del
perfil del inversor, pudiendo ser conservador, medio o arriesgado, en
función del riesgo y volatilidad que el inversor esté dispuesto a asumir. Y
también de la composición de la cartera de valores o inversión dependerá la
rentabilidad final que obtengamos, basada en la proporcionalidad del peso de
cada activo en la cartera.
Podemos distinguir dos tipos de cartera en función de la
temporalidad de los activos:
- Cartera
de préstamos: Es aquella en la que mantenemos la inversión por largo tiempo,
encaminada a conseguir rentabilidad a largo plazo.
- Cartera
de endeudamiento: Si decidimos invertir en activos a corto plazo, llamada
así porque generalmente se endeudan para comprar y vender rápidamente los
activos.